agosto 01, 2007

Donde nada pasa hay una pista de aterrizaje para el desastre (Parte 8)

Como el ciclo de lavado iba a la mitad, a Ruzena no le quedo más que buscar aquellas viejas cajas sin desempacar de su closet. Por mucho que les temiera (años de temerles en realidad) no podía darle aventón a Nora con la fea bata que llevaba.
Sacó unos jeans extremadamente holgados y una playera negra, al viejo estilo grunge que jamás uso. Con Nora esperando en la sala, no había tiempo para la vanidad.

Por un segundo creyo sentir algo en el bolsillo izquierdo, revisó y estaba vacío. Solo por no dejar, revisó el derecho... y ahí si estaba. La nota imaginaria era real.


" No te veo enfocada, no detecto las cláusulas en tus párpados,
hasta parece que tu cuerpo se disfraza de cotidiana dulzura,
¿pero sabes que?... no le creo al mundo tanta suerte.

No le creo al desierto su desconsuelo, ni al mar ese insólito deseo.
Son tus aliados. Actos naturales de infinita malicia.

Dulce malicia. justificada.

Y pensar que tu cuerpo era tan bello... tan lejano y bello"

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