noviembre 29, 2010

Notas dominicales.

Título "Me quedé de ver con mi amigo imaginario"



*Ellos tienden a categorizar para no enloquecer. El cuadrado es su dios. *Navegar sin rumbo tiene su lado placentero. Los hechos inesperados son los mejores educando. *Me siento afortunada. *Hay días en los que el miedo parece no haber habitado nunca mi cuerpo. Luego el miedo pide la revancha. *Días mejores vendran, seguidos de días peores y así... nada nuevo. *Siempre puedes contar con la esfera metálica para marearte.


noviembre 20, 2010

Día perfecto

Título "Universo en lata"


Just a perfect day; you make me forget myself. I thought I was someone else someone good (...) You're going to reap just what you sow.

-Lou Reed


Llegaste y me encontraste sentada en el comedor a media luz, con un lápiz en la mano y la hoja en blanco sobre la mesa -Pareces uno de mis personajes- me dijiste - y uno de los que no sobreviven al final - Tomaste mi mano y la besaste como siempre -Nadie sobrevive al final- te respondí, sin referirme a una de tus novelas.

Caminaste por todo el departamento tarareando esa canción de Lou Reed. Desde que te conozco eres una especie de caja musical viviente y atípica. Desde mi lugar te miré verter jugo de uva en un vaso -¿Porque hago esto?- pensé- perder tiempo escribiendo versos tortuosos cuando tú estas aquí, a unos metros, parando en la cocina, tomando jugo de uva a media luz -  Tiré el lápiz, porque siempre es un gusto tirar objetos cuando te sientes eufórico -Cariño, ven acá y cántame al oído -



noviembre 15, 2010

Cuentos de langostas

Título "Shari Herbert en el día de la langosta" 




Hace mucho tiempo existió un poeta y ensayista de nombre Gérard de Nerval. Vivió en París y durante un tiempo contó con una langosta de nombre Thibault como mascota. Gérard paseaba a su particular mascota con una cinta de seda azul. ¿Porque una langosta debería ser más ridícula que un perro? se preguntaba. En el año de 1855 el poeta se suicidó ahorcándose de una farola. Aun se ignora quien conservó la custodia de su langosta.


La semana pasada le pregunté a E. si sería capaz de meter una langosta viva en agua hirviendo, procedimiento de cocina indispensable para disfrutar de  una  buena langosta fresca (imagen que me remonta a cierta escena de la famosa película Annie Hall).
 E. me dijo que No. Le parecía salvaje la sola idea, así que llegamos a la conclusión que  personas civilizadas como nosotros deberían embriagar a la langosta con un poco de coñac primero, antes de golpear su cabeza con un mazo.  Ya tenemos un plan, aunque presiento que dicho acontecimiento será postergado lo más posible e incluso para siempre.



noviembre 08, 2010