octubre 17, 2011

Easy Rider




Easy Rider


Antes de irse Dennis habló conmigo en el pórtico.

-No me odies por irme, luego me entenderas. Tu también querras despojarte de todo un día de estos... Descubrirte a través de los ojos maravillados de otro. Y te daras cuenta que el tipo de persona que eres; esa persona a quien defendías a capa y espada, esta más dispuesta a cambiar de lo que creías. Y sin dudarlo te retractaras de alguna de tus opiniones, pondrás tus fotografías boca a bajo, dejaras de responder cuando te llamen por tu nombre. Seras otra persona y por lo tanto seras tu misma"



octubre 16, 2011

Músico/Sin Techo


I said, "Farewell honey, I'll see you on Judgement Day
Ah, yeah, oh, yes, I slowly walked away
I said, "Farewell, farewell, I'll see you on the Judgement Day

Músico/Sin Techo


La casa de N estaba inquietantemente abarrotada.

Como la madriguera de una rata, una rata melómana, donde una colección de 200 discos de vinil era su epicentro. La gente le decía loco pero, para hacerle justicia, he de decir que aquellas ideas carecían de fundamento. Sólo porque evitaba la interacción humana y gustaba escuchar disco de Son House a las 2 de la madrugada los pueblerinos sentían el derecho de señalarle por la calle. Un bohemio en París. Un loco en el pequeño poblado de Cerro Azul.

Fue en los 70´s cuando algo pasó en su cabeza, esquizofrenia decían. Pero desde que lo conocí, a la temprana edad de 8 años, nunca me produjo temor... sino mas bien admiración. Pasaba la mitad de las vacaciones de verano siguiéndolo por las callejuelas del centro y la otra mitad husmeando entre sus discos, libros, escritos y basura.

En una mañana de 1990 las autoridades informan que una fuerte tormenta embestirá al poblado. N escucha el aviso de alarma por radio. A las 11 am sale en busca de algunas veladoras y suministros. En un hecho extraordinario avisa a uno que otro despistado sobre la tormenta que se avecina. 

Dicho temporal sigue siendo recordado como uno de los peores. N no regresó de hacer sus compras y nunca encontraron su cuerpo.

Un año después de su desaparición, curanderos/chamanes convencen a mi desconsolada abuela que la mejor manera de darle paz al espíritu de N era quemando todas sus pertenencias.

Yo no volví a pisar el pueblo. Me negué a aceptar su muerte y aun le busco en el rostro de cada indigente o músico con el que me topo por la vida. Tengo la seguridad de que esta vivo. Pensar lo contrario no tiene la mínima utilidad.